La honestidad mejora nuestra vida

Una persona honesta siempre apoyará la verdad, justicia y amabilidad; actuará en dirección a ellas. Desde su vida privada hasta la pública, ya que una persona honesta actúa con rectitud aunque nadie esté viendo. Ahí se encuentra su valor: es un acto que no busca gloria, ni aplausos de los demás, sino que anhela el bien de la comunidad.

Nuestra casa es el hogar de la honestidad, es donde nace, crece y se esparce. Si desde el espacio que nos toca no solo practicamos la honestidad, sino que la vivimos y la contagiamos a los demás, crearemos una familia honesta. Al vivir bajo el valor de la honestidad nuestros hijos replicarán nuestras actitudes: los niños aprenden con el ejemplo.

Es importante enseñarles a nuestros hijos que un comportamiento honesto genera buenas amistades. Ser una persona honesta es esforzarse por hacer algo útil en beneficio de los demás, sin esperar nada a cambio. Busca tiempos en los puedas escuchar a tus hijos con completa atención. Tener estos espacios fomenta una relación más linda y cercana con ellos.



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